A las 3 con 25 Julián
cruzaba precipitadamente la puerta del edificio donde vivía. Aventando el
portal con el brazo, que dio contra la
pared provocando una vibración en todo el lugar. Subió las escaleras
arrastrando torpemente los pies en un intento de correr y termino tropezándose
en el último escalón al mismo tiempo que descubre que la puerta está abierta y
con las llaves pegadas. Todo pasa como una mancha borrosa y sin embargo siente
una amplificación en sus sentidos. Un débil gemido es lo único que le puede
salir de los labios.
Intenta sacudirse la
torpeza plantándose frente a la puerta entreabierta con los ojos vidriosos y
muy abiertos fijos en las llaves, como si fuera un arma apuntándole o la cosa más
obscena del mundo. Después suelta una risa débil y entrecortada que sin embargo
le da escalofríos, entra en el apartamento y busca a Lisa en la pobre oscuridad
debilitada por el alumbrado publico
-Lisa?- Preguntan en un tono agudo y tembloroso- Lisa
por favor...
Se detiene analizando la situación,
reconociendo la locura de aquella hija de puta que solo se dedica a darle
patadas en el culo y colorear de mierda su vida. La imagina claramente bajando
las escaleras corriendo, haciendo ruido
con esos jodidos tacones verde lima que siempre le han molestado sin razón
aparente. Imagina al rechoncho de
Eugenio el vecino de abajo asomarse por la ventana con su mirada escrutadora y
murmurando maldiciones porque esa pendeja no puede bajar como una dama pero
aquella pendeja es todo menos una dama.
Casi siente lastima por el Eugenio molesto y cansado. Entonces siente
lastima también por el mismo, porque se encuentra mas que cansado y camina en
medio de la débil oscuridad lentamente como una nave perdida en el espacio para
terminar echándose en el sofá de en medio.
-Se le olvidaron los
cigarros- Dice tranquilamente y disfrutando la suavidad de su voz- Se le
olvidaron los cigarros o se le olvido un cuchillo de cocina, porque nunca se
sabe que cabron pueda acechar en la calle. Se le olvidaron los cigarros y el
cuchillo de cocina y quizá también el dinero para comprar un reyes y por eso volvió
y la muy desgraciada tal vez dejo la puerta abierta a propósito soñando con que
alguien se robara nuestra basura-
Casi como un espectro
llego a su mente la plática que había tenido con Ricardo hace menos de media
hora y también revive aquel coraje contenido que había sentido. Porque si había
algo especial y siempre inalterable en esa amistad era el hecho de que Ricardo
siempre lo contradecía. Era como si estuviera en un desierto y ese cabron fuera
corriendo siempre fresco delante de el con una botella de agua helada, sudada,
brillante.
-No te enamores- Empezó
Ricardo- Enamorarse es un recurso...el gran recurso, cuando estas lo
suficientemente grande jodido solo y aburrido como para saber qué es lo único
que te queda hacer.
-Pero no es algo que se
pueda evitar- Respondió el con la cabeza
apoyada en la mano, mirando la camiseta blanca y amarillenta de Ricardo
-Eso es una mamada,
piensa con objetividad-
-Que?-
-Es inevitable porque así
nos lo han inculcado, es la ya putrefacta meta de la vida: Enamorarse. Es la
puta que todos queremos, eso es el amor- Respondió, hincando un dedo sobre la mesa-
-Eres un puto amargado-
Reparo Julián con voz contenida- Me has dicho esas chingaderas miles de veces
yo no se por...-
-Y tu un maricon que
nunca sabe lo que quiere- Interrumpió Ricardo, tajante-
-Pero yo no estoy viejo
ni...-
-Por eso también sufres-
Interrumpe de nuevo- Porque no sabes lo que quieres y ese tipo de gente siempre
cree que lo sabe y por eso termina eligiendo pendejadas y tú ahora mírate
-Me harte!- Chillo Julián
enderezándose y tomando lo que quedaba de su cerveza ya tibia-Me voy!-
-Así? Y a dónde vas?-
Pregunto Ricardo, sonriente...casi radiante
-A donde sea-
-Donde sea es aquí, por
eso me llamaste desde un principio-
-Deja de jugar con tus
palabritas-
-No es juego, quiere que
te quedes-
-Me voy..- Reparo Julián débil
y sintiéndose como un pordiosero- Yo no...- Se interrumpió, mirando a una chica
de la mesa de frente, analizando su esbelto físico con pereza: Bien Zara, bien
american apparel, bien saco vintage comprado a 20 varos en algún tianguis lleno
de herpes y chinches, bien perdida, bien atenta, bien interesante, bien
interesante y falsa. La chica siente su mirada y gira la cabeza en su dirección,
recorriéndolo con la mirada pero sin verlo en realidad y entonces le sonríe con la misma sonrisa que ha visto miles de
veces. Julián se exaspera y tiene ganas de ir
y cogérsela y después aventarla a la carretera.
-Putas chingaderas-
Susurro, golpeando la mesa con la palma abierta y dejándose caer en la silla,
estirando las piernas-
-Qué?- Pregunta Ricardo,
acercando su rostro al de Julián, quedando apenas a unos cm- Que pasa
pendejito?-
-Todo es una chingadera-
-Todo es un chingadera!-
Exclama Ricardo, tomándolo de la nuca atrayéndolo
hacia el y golpeándole la nariz con la frente- Estas jodido!- Le susurra con
fuerza, soltando su aliento en su boca- Maldito jodido- Y entonces lo besa,
pegando sus labios con violencia a los de el y mordiéndole con malicia el labio inferior. Julián suelta
aire oscamente por la nariz y después lo toma de los hombros apartándolo enérgicamente
-Carajo! me sacaste sangre!- Le grita, dándole
un manotazo en la oreja
-Al menos te saque algo
interesante, pero mírate sigues pareciendo un fantasma-
-Me largo- Y ahora
decidido se incorpora, dándole una palmada a Ricardo- Gracias por intentar
revivirme.
Ricardo se pone en pie rápidamente,
le pasa un brazo por la espalda y le aconseja, muy atento, echándole toda su
peste a alcohol en el rostro
-No te dejes, por favor,
no te dejes- Se lo aparta de una sacudida y alejándose con paso firme levanta
la mano, despidiéndose sin ganas y diciendo, muy despacio- Chinga tu madre
Jorge Garralda.
Ahora, en la tranquilidad
del apartamento todo lo que había dicho Ricardo le parecía casi gracioso. No se creía tan jodido, es decir...sabía que
estaba jodido pero lo que lo relajaba
era no sentirlo del todo. Con los ojos cerrados sonrió y se pasó la lengua por
el labio, limpiándose la sangre seca y entonces escucho un chapoteo, proveniente de no se dónde. Después escucho
algo como vidrio cayendo luego otro
chapoteo, ahora más fuerte. Se levantó, con el cuerpo pesado y se quedó ahí,
parado, con los sentidos aun medio entumecidos, esperando.
Chapoteo. Agua.
Camino por el
apartamento, rodeando una pila de sabanas hechas bola en el suelo y dirigiéndose
a la cocina, como un persona adormilada. Luego, regreso por el mismo camino y
entro en la habitación principal. Entonces vio una débil luz proveniente del
baño, que se alcanzaba a colar por la puerta casi cerrada y escucho una respiración lenta y profunda
que termino de despertarlo. Con decisión empujo la puerta con la punta de los
dedos y miro hacia el interior y antes de poder asimilar todo volvió a soltar
esa risita que ahora le pareció tonta y eso extrañamente le hizo gracia, haciéndolo
reír de nuevo. Entro al baño y se paró en el medio, observando a Lisa hundida
en la bañera que parecía que dormía,
luego observo la brillante agua, rojiza, rosada...totalmente roja. Y aquella
mezcla le hizo pensar en un atardecer perfecto y después en jugo de arándano y después
ese jugo de arándano mezclado con vodka y luego considero que la gente
sobrevaloraba demasiado el Ocean Spray. Lisa entreabrió los ojos, mirando hacia
el techo, fijando sus ojos en el foco cegador y entonces el reacciono arrodillándose
bruscamente junta a ella, las rodillas le resbalaron debido al agua en el
suelo, provocando que se golpeara con la parte baja de la tina. Se quedó observando por otros segundos y después,
metió los brazos en la bañera buscando los de ella y salivando de una manera
que empezaba a asustarlo. Busco sus muñecas que estaban llenas de cortes
profundos y desordenados en vertical y horizontal. Limpios por el agua
caliente, mezcla de carne blanca y rosada, algunos de ellos recorriéndole casi
hasta el inicio del codo, pero descubrió con inteligencia que no eran lo suficientemente
profundos como para provocar lo que estaba pasando en Lisa, además no veía ni
un tendón (aunque nunca había visto uno) de repente se sintió torpe ahí hincado
sosteniendo dos brazos como si hubieran sido amputados. La sacudió débilmente y
luego rebusco en el suelo con la mirada y
entonces vio un frasco tosco y mojado con una franja azul en el medio: Valium.
Valium y mas allá, casi en un rincón una botella de J&B medio vacía, como
abandonada por unos pubertos jugando a la botella. Le soltó los brazos y recogió
el frasco de Valium. No quedaba nada, ni siquiera en el suelo, ni una puta
pastilla. Luego volvió su atención hacia
Lisa, paso un brazo por debajo de sus hombros, apoyo su mentón en su cabeza y
la abrazo tan fuerte que por primera vez sintió la fragilidad de aquel cuerpo
desnudo, mojado y ahora medio vacío. Ella tosió con una fuerza inesperada y el hecho hacia atrás la cabeza, observándola.
Le pareció como una recién nacida y eso le volvió a sacar una risa que se convirtió
un bufido.
-Ahora sé que te amo- Le
murmuro Julián, besándole el rostro, incluidos los parpados, casi sintió la
larga extensión de sus pestañas húmedas
-No...no quiero...no- Gimió
ella, apretándole un brazo con una mano que intentaba sacar fuerzas
-Qué?-
-No me quiero...- Aparto
la mano de su brazo y le acaricio el rostro, después esta cayo en el agua como
una serpiente muerta.
-Lisa! háblame bien!- Le
grito en el rostro, casi exasperado- Que quieres decir, carajo? Después de
todo...tienes algo que decir? Ella volvió a toser, intentado incorporarse y
entonces volvió a resbalarse en el fondo de la tina, provocando un chapoteo que
salpico a Julián. Un chorro de agua le alcanzo la boca. Esto lo molesto aún más
y un pensamiento le devolvió la lucidez
y se lo expreso a Lisa, con mucho interés y mirando fijamente sus ojos a medio
abrirse
-El Ocean Spray está muy
sobrevalorado. Nunca me gusto- Entonces
la tomo delicadamente de los hombros, frotando sus clavículas con los pulgares
y la sumergió en el agua muy despacio, como si la estuviera bautizando. Espero
unos segundos, observándola a través del agua rosada y los ojos de lisa se
abrieron y se volvieron a cerrar y entonces los apretó con fuerza y después
alzo los brazos, aferrando las manos al borde de la bañera y sintió el impulso
de su cuerpo por salir a la superficie. El impulso profundo y animal por
sobrevivir y el se sintió agradecido sin razón y sus brazos su corazón y sus
sienes le latían al mismo tiempo como un solo órgano y refunfuño que nunca le había
gustado de verdad el Ocean Spray, con la saliva escurriéndole entre los dientes
apretados. La sumergió con más fuerza, golpeándola en el fondo de la bañera dos
veces. Las largas piernas de Lisa salieron casi por completo como dos delfines
vivarachos en un arco perfecto, golpeándose y doblándose contra el extremo de
la tina y después resbalaron...hacia el fondo, con el resto de aquella cosa.
-Que quieres? ahora me lo
vas a decir?- Le pregunto con mucho esfuerzo lo que provoco que la pregunta se
transformara en un rugido saliendo urgido de entre su mandíbula tensa y fuerte.
Volvió a golpearla contra el fondo una vez más y después se quedó quieto
esperando, observando el azulejo estéril y perfecto. Sus brazos tensos se relajaron sin que el se
diera cuenta, recargo los codos en el borde y miro hacia el fondo del agua. Una
mancha borrosa. Pelo de sirena meciéndose en armonía. Metió de nuevo los
brazos, la tomo de la cabeza y observo su rostro húmedo. Sus labios aun rojos.
Su piel con un rubor muriendo lentamente. Su nueva palidez que lucía hermosa
ante la luz del baño, luego, con mucha delicadeza la volvió a sumergir en el
fondo. Se volteo sentándose y apoyando
la espalda en la tina, alcanzo el
J&B y tomo lo poco que quedaba. Se sentía tan vivo. Sus ojos verde-oscuro nunca habían brillado tanto. Sus mejillas tenían un rubor delicioso y
adorable. Miro hacia la oscuridad de la habitación y sonrió con sinceridad.
-Nunca habíamos estado tan jodidos- Expreso al mundo entero y su voz se
diluyo viajando en la oscuridad, cálida
y agradable.